LA NOCHE
El silencio
me alcanzó,
la noche me
cubre…
No soy eco
errante,
abismo ennegrecido,
puente
colgante
o sangre
fétida.
Tres nudos
en mi garganta
tres puntos
en una palabra,
tres
costillas fantasma
y una coma
entre los dientes.
¿Qué
sostiene el sol
cuando las
murallas callan?
Cae el
eterno faro
sumergido
bajo las arenas,
es un
escarabajo dorado
prometiendo
resucitar.
Arranca mis
lágrimas
que forman el
Nilo,
e incinera
al desierto
mientras es
de noche.
Sólo quedarán
cenizas,
arenas
negras,
cigarros
muertos,
un corazón
en el cenicero.
¡No
prometiste que mayo fuese eterno!
Más lo creí
verdadero.
¿Quién
corromperá mi alma
en este sumidero?
Estoy roto,
¡Soy el infierno!
Niégame,
Afrodita, tus deseos.
He de
conservar tus orgasmos
como un
tesoro al desacato.
Dios es
hermafrodita
y tiene las
piernas abiertas
soy la
Veritas que fornica con el universo.
Son mis
huesos
la
ultratumba de tu nombre,
tu tacto un
cáncer en su médula,
tú eres el
tuétano negro de mi ser.
El amor es
inmortal
por eso se maldice,
para
extirparnos las dagas
que apuñalan
nuestra sinrazón.
Meteré los
dedos en la herida
excavando
bajo la piel,
rescatando
lo que queda de nosotros,
¡No duele tu
ausencia
si no se
tiene palpitar!
Mi corazón
de carbonita
se desintegró en mis dedos
lo inhalé,
por eso divagó
en los corredores de la muerte,
desvistiendo
al tiempo bajo sus sombras.
He violado
la tristeza,
fertilicé su vientre con mis
lágrimas,
la
melancolía es nuestra obra
un vástago
para no sentirnos tan solos.
¡Tiembla mi
carne bajo mi piel!
placas tectónicas en terremotos
del olvido,
sacuden
violentamente los tatuajes
de tus dedos acariciando mis
sentidos.
Cae el faro
dorado de tu mirada,
la noche me alcanza póstuma,
obscena, sin
luna ni estrellas.
Un águila
dentro de un capullo
en
metamorfosis:
Se
desprendieron mis plumas
tragadas por remolinos de
sangre,
explotó mi
pico dorado
y me salieron colmillos de nova.
He vuelto
como murciélago,
bebo los glóbulos rojos
de los
labios de la luna, mi musa.
Le hago el
amor a la noche,
su piel morena me pertenece,
mamo de su
seno el veneno de lo oculto.
Revelo el misterio que encubre
sus ojos,
un clímax al
sabernos perdidos.
Me habéis
dado por muerto,
del necromundo he vuelto y
camino.
Me
condenaste a las sombras,
de las sombras he nacido.
No soy
Lázaro,
ando por mí atrevimiento.
Que sean
tuyos el día
las rosas y los capullos,
el viento y
el sereno frío,
así como mía
es la noche,
con su piernas de puentes
su abismo
tibio y su vientre fértil.
Que te
adore la luz
revelando tus pecados.
Así como
amo las sombras
que ocultan mi desnudez.
Tu labio
apagó mi flama;
con un beso
dividido.
Dos monedas
sobre mis ojos,
el barquero
me devolvió.
Del humo que
tu aliento
no supo
devorar;
reencarné…
No vivo,
no muero.
Incluso las
mariposas
son nocturnas
y vuelan
sobre aguijones en estas arenas.
Existe más
vida al cobijo de las sombras
que bajo la luz.
La noche
está viva,
es mi amante y nos pertenecemos.
Vuelve
a la luz
fantasma del pasado.
Sigue muerto
en tu jardín de rosales
olvida mi nombre,
olvida que
existo,
luciérnaga
ciega…
Arde, ¡Arde
en las llamas del sol que has
creado!
Tu sangre,
tu vida, tu antigua caligrafía
o tus jeroglíficos del alma,
no me
interesan.
Olvida que fuiste
amada
por aquél
que tomó el manto sobre sí
para ser:
la oscuridad…